viernes, 2 de julio de 2010

Una noche más

Y una noche más, una noche vacía que no lleva a ninguna parte.
Y una noche más, una botella de bourbon envejecido sobre la mesa, una chica que sale por la puerta, cuyo nombre habré olvidado incluso antes que se me pase la resaca, la música perforándome los oídos, y pocas ganas de moverme de donde estoy.
Muchos dicen que es tirar la vida por la borda, matarse poco a poco, sumirse en un pozo de donde es difícil salir... Tiene huevos que quienes lo dicen, son mayoritariamente una panda de cuarentones amargados por sus esposos y esposas, que llevan trabajando casi toda su vida, y jamás sabrán lo que es una fiesta bien hecha. Sí, sin duda nadie como ellos para dar lecciones de la buena vida.
Pero volviendo al tema, es una noche más que la paso matando penas y ahogando pesares en licor... Dando puerta al mundo. Pero como el mundo está metido de lleno en el barro hasta el cuello, no me cuesta nada decir que le vaya bien, y que yo me quedo con mi noche, mi polvo, mi posterior resaca, y mi posterior siguiente laguna mental.
Y mirándolo bien... Sexo, alcohol y rock and roll. El pack completo de la buena vida, que te libra de acabar muerto por sobredosis.
Vivir la vida es excitante. Mandarla al carajo es cojonudo.
Y una noche más... Yo triunfo en mi vida, hago mi ley, mi libertad, mis deseos y mis sueños, una realidad.
Y una noche más... Mi vida vuelve a ser la hostia, porque hago que el mundo deje de joder por quince minutos, y yo estoy en paz con dios, a pesar de que seguramente vaya a ir al infierno de todas maneras.

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