viernes, 22 de octubre de 2010

Incultura social

Buenos días mundo. Desde la tierra de las mentes podridas, saludo una vez más, asqueado del cubo de vómitos en el que nos ahogamos indudablemente.
Como dijo Einstein: "Solo el universo y la estupidez humana son infinitos." Y aún así, no estaba seguro de lo primero. Bueno, pues hoy ya tenemos pruebas irrefutables de lo segundo.
Vivimos en un país, o tal vez en un mundo, donde la estupidez, lejos de ser un problema, es una puta estatua de oro en un pedestal. Cada vez que encendemos la tele, un etimólogo, un sociólogo o un pensador, entra en un estado de coma cerebral irreversible. Es un efecto masivo, el hecho de que cada dos por tres los programas del corazón, los reality shows, o el resto de la telebasura donde salen periodistas sin hábitos lingüisticos, cantantes pop que se creen de rock y aún peor, que se creen cantantes de buena música, nos hacen entrar ganas de encargar una soga y un cursillo de cómo hacer nudos firmes.
Y es que hay demasiada mierda por el mundo adelante. Coño, que ya está bien de mierdas de telebasura y de aplaudirlas. Si pusieran cosas que, por lo menos, tuvieran un mínimo de intelecto y de interés... Pues no tendríamos que pasarnos media vida viendo como siete nenazas ponen sobre la mesa de disección verbal a un famosillo del tres al cuarto, y lo abren en canal. Y lo que es peor: Son repeticiones de las mismas disecciones hechas a otros famosillos de mierda.
Los periodistas y cantantes de hoy deben sentirse como los escritores postromanticistas... Aunque por desgracia para nosotros, no les entran esos instintos suicidas que tanto les caracterizaban...
A lo que quiero llegar es que no necesitamos saber la vida de un politicucho o famoso que ya ha sido escrita diecinueve veces de maneras diferentes, ni saber con quién se lía, a quien se tira... Seguro que yo, en una sola noche, he hecho cosas mucho más extravagantes sexualmente, y que nadie en su sano juicio creería posibles, que ellos en toda su vida. Y no por eso voy corriendo a los periódicos a contarlo.
Que quieren fama: Pues que estudien por una vez en su puta vida y hagan algo de provecho digno de reconocimiento. Pero que no se la ganen por cepillarse a una modelo... Eso yo lo hago ya altruistamente, y sin necesidad de reconocimiento.
Cuesta mucho cambiar la mente de las personas... O de llenar el vacío que tienen donde debería haber un cerebro. O aunque solo fuera una neurona.
Me despido otra vez indefinidamente... Tal vez me emborrache y mande el mundo a tomar por culo otra vez... Lo cual no estaría mal si pudiera hacerse realidad.
Buenas noches, aunque sea mediodía. Nos veremos cuando se me pase la resaca y la mona.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Música y valores

Buenas noches, mundo. Desde la tierra de los acordes que rompen tímpanos, donde muchos fracasados se creen músicos, me encuentro a punto de perder la conciencia buscando una vía de escape a todo lo que pasa alrededor.
Lo raro es que cada vez se le da mas importancia a la música. Cada vez más y más. Pero no a la música en sí, sino a los deseos de manipulación de algunas personas que, seguramente, ninguno de sus padres acertó a darles una hostia cuando se lo merecían.
Hoy en día si escuchas música tienes que pagar. Y si no la escuchas, te hacen escuchar música y pagar luego. Y si escuchas música que algunos imbéciles creen inadecuada, además de pagar, dicen que estás desviado socialmente. Venga, vamos... Si quiero pagar por ser un desviado social, me iría de putas. O mejor, invitaría a los que me llaman desviado social, que parece que falta les hace.
Me refiero a que hoy en día, los institutos de estudios sociales, la iglesia, la política, los defensores de valores familiares... Todos ellos siempre determinan la música moderna como algo abyecto, vil, horrendo, satánico, que atenta contra los valores sociales y familiares... Y luego se van al bar, a tomar cerveza y emborracharse, para escapar de sus maridos y esposas, o de la realidad del mundo... Todo un ejemplo de honestidad y unificación familiar... Y ya de paso, ¿porqué no nos atan a un hormiguero y nos untan miel en los testículos, alegando defensa de los derechos humanos?
Pero como dijo Voltaire: "Es difícil liberar a los tontos de las cadenas que veneran.", y por desgracia, las cadenas de hipocresía nunca se acaban, y son más pesadas y están más podridas que las propias mentes de los que las defienden.
En fin... Simplemente debo decir que me apetece terminar de perder el conocimiento, soñar con música, y tal vez ver a algún "representante de los buenos valores" pintado en un cuadro al lado de Tomás de Torquemada, pasándole una antorcha.
Buenas noches. leed algo, y si es mío, mejor.