viernes, 30 de julio de 2010

Pudriéndome bajo la pantalla

Apenas sé como he llegado aquí, pudriéndome bajo los ratos seguramente altamente cancerígenos de una pantalla de ordenador. Y mucho menos, sé que estoy haciendo escribiendo en un blog, que no pasará a la historia. Y menos mal, porque eso quitaría toda la gracia de las cosas malsonantes que pueden decir.
La teoría más probable es la navaja de Occamr, que explica que la teoría más sencilla es la correcta. Ahí va la teoría sencilla: Dios es mujer y me odia. Puede que no sea la teoría más sencilla del mundo, pero es la más sencilla de explicar porqué mi vida se ve azotada por constantes oleadas de mierda.
Por supuesto, estoy en contra de ver las cosas desde una manera totalmente pesimista. En el fondo soy más feliz que un perro con dos rabos, y actúo como tal: sólo necesito comer, dormir, a lo mejor un poco de café, y voy tras todo aquello que me hace mover el rabo.
En fin... Preferiría una botella de vodka ruso, un polvo que no esté moribundo, y una cama lo bastante amplia para pasar la noche, en vez de estar tomando un bronceado de pantalla... Pero es lo que tiene que la vida sea una mierda. Nada sale como se espera.

miércoles, 28 de julio de 2010

Edades de la vida

Estoy hasta las pelotas de la sociedad, y de las amistades de los diecisieteañeros, a veinteañeros. Si tienes colegas de diecisiete, aún andan revolucionados por las hormonas. Si tienes colegas de dieciocho, andan revolucionados por tener mayoría de edad y sentirse mayores. Si tienes colegas de diecinueve, andan revolucionados por echar un polvo. Y si tienes colegas de veinte, lo que va a muchas revoluciones, es la máquina de lavados de estómago, para evitarles un coma etílico.
Hay cierto punto en que la gente se empieza a pasar. Y mientras pegarles un tiro entre ceja y ceja, siga siendo ilegal, van a seguir tocando los huevos con pedirte el coche para llevarles a algún sitio, con quedarse a tu casa a dormir, con pedirte pasta para cualquier gilipollez...
Dios, no me des fuerzas... Porque podría dar una hostia con todas mis ganas, de la que me arrepentiría más tarde. Ya hiciste bastante con crear un mundo, cogerlo, limpiarte el culo con él, y convertirlo en este gran planeta de mierda en el que vivimos.
40.000 generaciones de evolución desde el mono al hombre, y sólo conseguimos crear dos putas clases de cosas: O cosas que son buenas y traen cosas malas, como el alcohol, el sexo, o las ecografías. O también cosas que son malas desde un principio, como las armas, las drogas, o los programas del corazón. ¿De verdad somos especie dominante del planeta? A mí me parece que somos especie idiotizante del planeta.
Nunca perdáis de vista el norte, mis pequeños. Porque entonces os daréis una hostia por ir distraídos, y seguramente nadie os ayude.

sábado, 24 de julio de 2010

L'amour

Ah... El amor... Lo bello que es cuando se respira, cuando se siente, cuando se vive, cuando se sueña... Y luego es magnífica... La hostia que te das cuando todo se acaba.
Decididamente, no me quiero enamorar. Es una gilipollez. Que si empiezas a sonreír como un gilipollas, luego te tienes que acordar de fechas, como la primera cita, el primer beso, la fecha de cumpleaños de tu pareja, su color favorito... Y más adelante te tienes que acordar de la fecha de tu boda, de poner la vajilla buena para los invitados, de como se programa la lavadora, el friegaplatos, de la ordenación de la nevera, y de llevar a tus seis retacos al colegio, antes de preparar estúpidas fiestas con globitos...
Pues bueno, esa vida no es para mí. Puede que a alguien le guste... Pero gilipollas y temerarios han habido siempre.
De las únicas fechas del primer beso y cuando me conocí con alguien, las quiero tener claras: La noche anterior a la que le dije: "¿Te falta mucho para salir de mi cama e irte?" No quiero tener críos, ni vajilla, ni programar nada. Sólo quiero una vida ideal: una chica en una mano, una botella en la otra, unos cuantos colegas con los que irme de fiesta, y una posterior laguna mental.
¿Adónde ha ido el instinto adolescente de las personas?¿Adonde han ido sus ganas de vivir? Hoy en día se valora más un trabajo de mierda, mal pagado, en el que tienes que soportar a un jefe cabrón, antes que tener iniciativa y vivir la vida que quieres. Y luego te vienen con que si no haces nada productivo en el trabajo. Mandan cojones.
El único amor que quiero, es el de enamorarme de mí mismo. Lo suficiente como para decir: "Me encantaría tener algo serio y duradero contigo... Pero también me encantaría tirarme a todas las supermodelos que existen, y en ambos casos, me va a ser imposible."

martes, 20 de julio de 2010

Café a medianoche

Otra vez, desvelado ante el ordenador.
Una taza de café, unos pocos monólogos sobre lo mal que va el mundo ocupando la mitad de mi pantalla de ordenador, y la ventana abierta, por si me da por decirle al mundo que se joda un poco.
La verdad, la vida puede ser maravillosa... Pero cuando algo puede ser de una manera, el destino te dice que te de un poco, y te deja a tirado que un chicle bajo la mesa de un instituto.
Supongo que será cosa del destino. Si algo te jode, no le pones buena cara. Intentas joder a los demás para no sentirte tan mal contigo mismo. Por eso el mundo está lleno de gente amargada, porque la mitad del mundo está amargado, y quiere amargar al otro medio... Es como esos peluches de las jugueterías: Siempre sonrientes, deseosos de darte cariños, muy adorables para todos... Pero siempre hay algún hijoputa que se te acerca, te abre en canal, te rellena con droga y te intenta pasar por alguna frontera. Lo cual demuestra que muchas veces ser amable no funciona, y que siempre hay alguien tratando de joderte. Y eso te quita las ganas de sonreír como cualquiera de esos adorables peluches de mierda.
En fin... Que siempre hay algún gilipollas suelto por ahí, y hasta que no nos venga la muerte, o nos hartemos de todo y nos pillemos un coma etílico, no va a parar... Y esa es la triste realidad.

viernes, 2 de julio de 2010

Una noche más

Y una noche más, una noche vacía que no lleva a ninguna parte.
Y una noche más, una botella de bourbon envejecido sobre la mesa, una chica que sale por la puerta, cuyo nombre habré olvidado incluso antes que se me pase la resaca, la música perforándome los oídos, y pocas ganas de moverme de donde estoy.
Muchos dicen que es tirar la vida por la borda, matarse poco a poco, sumirse en un pozo de donde es difícil salir... Tiene huevos que quienes lo dicen, son mayoritariamente una panda de cuarentones amargados por sus esposos y esposas, que llevan trabajando casi toda su vida, y jamás sabrán lo que es una fiesta bien hecha. Sí, sin duda nadie como ellos para dar lecciones de la buena vida.
Pero volviendo al tema, es una noche más que la paso matando penas y ahogando pesares en licor... Dando puerta al mundo. Pero como el mundo está metido de lleno en el barro hasta el cuello, no me cuesta nada decir que le vaya bien, y que yo me quedo con mi noche, mi polvo, mi posterior resaca, y mi posterior siguiente laguna mental.
Y mirándolo bien... Sexo, alcohol y rock and roll. El pack completo de la buena vida, que te libra de acabar muerto por sobredosis.
Vivir la vida es excitante. Mandarla al carajo es cojonudo.
Y una noche más... Yo triunfo en mi vida, hago mi ley, mi libertad, mis deseos y mis sueños, una realidad.
Y una noche más... Mi vida vuelve a ser la hostia, porque hago que el mundo deje de joder por quince minutos, y yo estoy en paz con dios, a pesar de que seguramente vaya a ir al infierno de todas maneras.